Días: 13, sábado y 14, domingo
Hora: sabado a 16 h., 16,30 h. y 17,00h.; domingo a 13,00 h.
Lugar: atrio de la catedral
Guía: don Ángel Ortega, archivero de la catedral
Continuando con las actividades programadas dentro del ciclo “Antes de que llegue el invierno”, hemos organizado para el próximo fin de semana una visita guiada a la recientemente restaurada SALA CAPITULAR de nuestra catedral, construida en el siglo XVII.
Para evitar aglomeración en un espacio cerrado y reducido, hemos previsto turnos de 20 personas para las 16.00 h., 16.30 h. y 17.00 h. del próximo sábado y las 13.00 h. del próximo domingo que irán entrando según vayan llegando hasta completar el aforo. Obligatoria la mascarilla.
Según Ana Jesús Mateos, doctora en Historia del Arte, la sala capitular es una dependencia habitual tanto en los monasterios como en las catedrales, donde los religiosos hacían vida en común. Su nombre, según algunos, deriva de la lectura de un capítulo de la regla que tenía lugar en ella, mientras que otros sostienen que se debe a la reunión del capítulo, el órgano colegiado que regía la comunidad, en nuestro caso, el grupo de los religiosos asociados a la iglesia catedral. Aunque con el transcurso del tiempo los sacerdotes dejaron de compartir los espacios de habitación y se secularizaron, mantuvieron la costumbre de reunirse periódicamente para tratar las cuestiones relativas al edificio y a la comunidad, reunión que tenía lugar en la sala capitular. Este espacio solía situarse en una de las crujías del claustro, accediéndose desde éste y sus dimensiones estaban en consonancia con el número de capitulares que se congregaban en ella. Cada miembro del cabildo tenía su asiento, generalmente en bancos corridos o en arcas con respaldo, cuyo asiento estaba dividido en cajones, cada uno con su llave, para guardar en su interior documentos o vestiduras litúrgicas.
Nada sabemos de la sala capitular catedralicia de la época medieval y las primeras noticias documentales nos hablan de la construcción de una nueva sala en 1610, quizás en el solar de la anterior. En 1643, el cabildo recurrió a un famoso arquitecto carmelita, fray Alonso de San José, para que reconociera la “sala baxa” del capítulo y especificara las obras necesarias para poder utilizarla durante todo el año. Esta noticia parece sugerir la existencia de dos espacios diferentes, situados uno encima del otro, lo que nos recuerda el hallazgo de una cámara desconocida, precisamente ubicada bajo la actual sala capitular. Entre 1644 y 1646, varios albañiles trabajaron en ellas y en la antesala: abrieron ventanas en el muro que da al actual paseo de las Bolas, peraltaron los muros en altura, levantaron la cúpula de la antesala con su linterna de iluminación, ya que el tabicado de las antiguas ventanas hacia el claustro la había convertido en un espacio ciego, construyeron el cielo raso que cubre la sala capitular, renovaron el tejado, pavimentaron el suelo con ladrillo y blanquearon los muros, dejando un zócalo en la parte inferior imitando piedra. En un principio, debieron reutilizar los asientos, ya que hasta 1660 no tenemos constancia de la realización de una serie de bancos de nogal, que encargaron a Pedro de Tuar. Con posterioridad, la sala fue entelada con damasco carmesí, marcando el sitial del obispo, cabeza visible del cabildo, con un dosel que enfatizara su autoridad sobre el resto de los capitulares.